Una de mis mejores amigas se ha hartado de la crisis, de la escasez de empleo y de todos los problemas que acucian a nuestro país y se liado la manta a la cabeza. Ha abierto su propia tienda de moda. Para ello ha confiado en HHG, uno de los más importantes grupos de venta de ropa de mujer al por mayor que tenemos en España y que ofrece fabulosas prendas a los mejores precios. Tiene una gran relación calidad-precio que hace que sus diseños se vuelvan irresistibles para las clientas. Es esta una de las razones por las que la tienda de mi amiga está triunfando en el barrio, con ropa moderna y actual para todos los gustos y que está al alcance de todos los bolsillos.
Pero hay algo muy importante también en una tienda a la hora de abrirla, y es la música. Parece algo tan básico que casi no nos damos cuenta de que está ahí. Pero si lo pensáis, ¿a que normalmente hay música sonando en todas aquellas tiendas a las que pasáis? Pues la de mi amiga no iba a ser menos, y yo al principio intenté darlo un consejo, y es que quitase la radio generalista, ya que aunque ella como vendedora quería estar al tanto de las noticias, pasar a su tienda y escuchar cosas sobre la crisis o la corrupción o la falta de empleo hacía que se te quitasen las ganas de comprar. Casi te entraba un remordimiento de conciencia a la hora de gastar dinero con tal panorama económico.
Y cuando sacó las noticias de la radio no se le ocurrió otra cosa que poner una radiofórmula musical, llena de anuncios de otras tiendas de ropa de como la suya. En definitiva, que no estaba dando pie con bola.

Fue entonces cuando decidimos juntarnos sus amigas y preparar diferentes discos para que ella pudiera variar la sintonía de su tienda. Lo principal fue escoger una música alegre, ese tipo de canciones que cuando estás probándote ropa en el vestidor del local te entren ganas de salir de fiesta con ese vestido y arrasar todos los corazones. No se trata de música disco, sino de canciones que sea alegre, que te aporten vitalidad y felicidad, y por supuesto, que no las puedas cantar, ya que entonces te desviarían de la actividad que estás realizando, que es comprar ropa y en la que debes estar concentrada.
Otra cosa que tuvimos en cuenta fue el tipo de clientas que mi amiga tiene en su local, ya que no es lo mismo escoger música para una persona joven que para alguien más entrada en años. Asimismo, el volumen fue algo en lo que también incidimos. Tienes que escuchar la música, pero como decíamos al principio, casi sin ser consciente de que está ahí. Que te influya pero que sin que te des cuenta. Esto es clave también por otros aspectos. Por ejemplo, imagina que estás en el probador de una tienda no muy grande y necesitas pedir una talla más. Si no va contigo tu pareja o una amiga para echarte una mano, desearás que la música no esté muy alta para poder pedírsela a la persona que te atienda sin tener que volver a vestirte, salir del cubículo, recoger la prenda y de nuevo proceder a desvestirte y cambiarte.
Y por qué no decirlo, una música alta acabaría destrozando a nuestra amiga con dolores de cabeza si tuviese que escucharla cada día durante más de diez horas en su tienda, por lo que es también una forma de ayudarla a ella.
Lo que está claro es que la música está en nuestra vida, forma parte de todas esas actividades cotidianas que hacemos como salir de compras, y es fundamental para animarnos a adquirir algo. El ambiente lo es todo. Ni una tienda de ropa juvenil vendería más con música triste ni un establecimiento exótico en el que vendan velas triunfaría con música techno.