¿Eres un loco de la tecnología? ¿Te gusta tener tus equipos en perfecto estado antes de destinarlos a ser chatarra electrónica? Pues además de hacer un uso correcto de ellos y cuidarlos, es importante que dediques tiempo a su limpieza. Todos nos hemos encontrado muchas veces con problemas de funcionamiento en algunos dispositivos por la suciedad que se acumula en ellos. Por ejemplo, en los lectores de discos compactos, que enseguida se llenan de polvo y comienzan a funcionar mal.
Desde este artículo vamos a daros una pequeña serie de consejos para poder limpiar vuestros equipos electrónicos para que no perdáis nada de calidad en cuanto a sonido ni a su correcto funcionamiento.
Lo más importante a la hora de ir a limpiar cualquier aparato electrónico que tengamos en nuestra casa es básico: desenchufar el mismo de la corriente eléctrica o quitarle las pilas si funciona con estas baterías. Además, es conveniente que no lo manejemos los aparatos cuando acaban de ser usados y todavía se encuentren calientes. Es mejor esperar por nuestra seguridad.
Por otro lado, a la hora de utilizar los socorridos trapos de casa para limpiar, es conveniente decantarse por aquellos que son de microfibras y que venden en cualquier supermercado o gran superficie. El precio es prácticamente el mismo que el de las típicas bayetas amarillas que hay en todas las casas, pero no dejan restos sobre la superficie a limpiar. Pasa lo mismo con el algodón. ¿A que alguna vez has visto a tu padre o a tu madre limpiar la pantalla del televisor o del ordenador con un pequeño algodón (incluso en ocasiones con éste impregnado en alcohol)? Pues también deja restos, pequeños pelillos. Y si está mojado en alcohol, puede resultar muy abrasivo para algunas superficies, y en algunos casos puedes llegar a borrar lo anotado. Supongo que la marca nos da igual que esté borrada, pero en el caso de un mando de televisor, por ejemplo, te puedes cargar los números impresos o los colores de los botones. Y esto es grave, porque los mandos de ahora no solo llevan los números de los canales, sino que tienen un montón de botones para otro tipo de aparatos electrónicos que se conectan entre sí. Asimismo, recuerda que el limpiador que vayas a utilizar para superficies que así lo permitan, es mejor que esté impregnado en el trapo, nunca directamente en el equipo electrónico, ya que podrían penetrar en él sustancias como líquidos o geles y causar daños irreparables.
Si acabamos de comprar los aparatos y queremos retirar las etiquetas de las marcas o decorativas que llevan, el socorrido uso del alcohol tampoco es la opción correcta, así como tampoco podemos recurrir a los productos abrasivos que puedan dañar las carcasas. Lo mejor es calentar la zona para que salga bien. Un secador de pelo puede ser una opción genial, pero eso sí, hay que utilizarlo con precaución en pequeños ratitos. No se trata de estar encima del aparato con el secador hasta que se derrita, hay que tener muy cuidado para no sobrecalentar el equipo y dañar las piezas recién comprado. La garantía, obviamente, no nos cubrirá este tipo de daños.
Si los aparatos llevan ya tiempo en casa y han acumulado suciedad en las conexiones y contactos, existen unos espráis especiales que se venden en los comercios de artículos electrónicos y que son bastante económicos. Pueden rondar los diez euros, pero traen suficiente contenido para hacer muchos usos y sacarles un buen rendimiento. Como son algo grasos, después debemos retocar con una bayeta para evitar que se quede el polvo pegado a ellos.
Las pantallas, tanto de televisores como de ordenador, suelen ser bastante sensibles, especialmente las más recientes. Para ellas usaremos también las bayetas de microfibras ya mencionadas y nunca con productos abrasivos, por la razón que ya os explicamos antes. Los limpiacristales pueden ser una buena opción, pero siempre bañando primero la bayeta, nunca directamente en la pantalla.
Para los mandos a distancia que suelen venir con estas pantallas de televisor y también con muchos aparatos de sonido, se puede utilizar la misma bayeta, simplemente con agua, y para los pequeños recovecos a los que más nos cueste llegar, podemos utilizar un bastoncillo de los que se usan para la limpieza de los oídos. Eso sí, hay que tener cuidado de que no deje rastros de pelillos del algodón que envuelve la punta del bastón. Y podemos recurrir a la misma operación para limpiar los teclados del ordenador o del teléfono móvil. Estos bastones son también muy socorridos para limpiar las pequeñas ranuras que tienen algunos equipos electrónicos para llevar a cabo la ventilación de los mismos.
En cuanto a los aparatos que utilizamos exclusivamente para escuchar música, también existen pequeñas especificaciones a tener en cuenta a la hora de su limpieza. Como decíamos antes, muchas veces los lectores fallan por la suciedad que se acumula en ellos, no porque nuestros discos estén estropeados. Para las lentes ópticas, podemos encontrar en las tiendas especializadas unos discos limpiadores que se encargan de hacer este trabajo con unos cepillos que llevan consigo. Pero es conveniente aplicar aquí aquello de más vale prevenir que curar, ya que muchas veces se puede desplazar el láser y al final nos resulta muy caro el arreglo. Existen dos opciones muy prácticas: dejar esta limpieza a cargo de un profesional o mantener siempre un disco dentro de los lectores para que actúe a modo de tapa del lector y evite que este coja suciedad.
Para los propios discos, puedes utilizar la pasta reparadora que venden en las tiendas especializadas, la pasta de dientes (aunque has de tener cuidado con la que escoges porque algunas llevan unas pequeñas partículas que pueden dañar los dispositivos) y las máquinas especiales que los pulen. Ésta última, por su precio, solamente compensa cuando tienes un buen número de dispositivos a limpiar. Cuando los encuentres muy rayados, no desistas de buscar la información que crees perdida en ellos, ya que algunos técnicos pueden llegar a recuperarla con un software especial si el daño no es muy profundo. ¡Tu música puede tener una segunda oportunidad!
Para los altavoces, basta con repasar la carcasa con un bayeta de microfibras humedecida con agua y si nuestro aspirador tiene la opción de bajar la potencia al mínimo, podemos intentar retirar el polvo con él, pero siempre desde lejos para no enganchar la tela del altavoz y romperla.
Si eres un amante de las nuevas tecnologías, existe un método revolucionario dentro del mundo de la limpieza: los ultrasonidos. Estas máquinas se basan en el principio de ondas de alta frecuencia producidas en el líquido en el que las piezas se sumergen. La naturaleza de la energía ultrasónica proporciona el empuje físico requerido para romper los enlaces mecánicos e iónicos que establecen las partículas muy pequeñas alojadas en la superficie.
Debido a la frecuencia de trabajo y la densidad del líquido, se forman continuas depresiones y sobrepresiones que aparecen y desaparecen en cuestión de microsegundos en el líquido, haciendo implosionar la molécula de agua, aproximadamente 40.000 veces por segundo, produciendo un microcepillado que actúa alrededor de cualquier elemento que se introduzca.
La ventaja de este tipo de sistema es que estas máquinas consiguen una limpieza eficaz en los puntos de más difícil acceso y además son un método rápido y sencillo de poner a punto nuestros aparatos. La calidad de la limpieza es microscópica y ahorramos en manos de obra limpiando sin riesgos.