La sinfonía del vino: cómo la música armoniza con la viticultura

La música siempre ha formado parte de nuestras vidas. Todos recordamos algún momento fabuloso de nuestra vida con una banda sonora de fondo. Aunque es cierto que también en los malos momentos siempre está ahí. Todos nos hemos puesto para llorar esa canción que nos llega al corazón. Y es que la música es la sinfonía de nuestras vidas. Ahora bien, no solo de las personas, también de otras cosas.

Y es que, desde La Rioja hasta la Toscana, por decir dos zonas clásicas de vino, la música ha empezado a formar parte de un proceso que tradicionalmente ha estado ligado más a la tierra y al clima que a las artes sonoras.

Sin embargo, cada vez más bodegas y viticultores están conociendo el poder que la música tiene en la elaboración del vino. No se trata solo de una cuestión de marketing o estética, o de esas cosas que sirven para atraer a más clientes a las visitas a las bodegas, no. Ahora mismo la música parece tener efectos reales sobre las plantas, el entorno de cultivo y hasta el comportamiento de las levaduras durante la fermentación.

Todo está demostrado, algo que nos certifican desde Plantvid, uno viveros de viña donde trabajan con múltiples variedades de vid tanto para la producción de vino tinto o blanco, así como para uva de mesa. Ellos saben todos los beneficios que tiene la música a la hora de elaborar los caldos.

Uno de los casos más conocidos es el de la bodega Il Paradiso di Frassina, en Montalcino (Italia), donde han puesto altavoces entre las vides reproducen piezas de Mozart desde hace más de una década. Así que nadie se puede resistir a la música del niño prodigo austriaco.

Según los estudios realizados en colaboración con universidades italianas, la música clásica contribuye al crecimiento más armonioso de las plantas. También reduce la incidencia de plagas y puede incluso fortalecer el sistema inmunológico de la vid.

Aunque parezca difícil de creer, las vibraciones sonoras generan respuestas fisiológicas reales en los organismos vegetales. Y es que a nadie le importa crecer al lado de una buena música clásica. Eso sí, estamos seguros de que si se usa reguetón, esa famosa música que gusta a los jóvenes, los resultados no pueden ser los mismos. No es lo mismo escuchar la novena de Beethoven que escuchar la última de Bad Bunny

En España

En España, este fenómeno también tiene adeptos. Algunas bodegas muy famosas también han seguido esta estela. En el Penedès, por ejemplo, hay proyectos que utilizan música durante el proceso de crianza en barrica, buscando influir en la evolución del vino mediante las frecuencias sonoras. Aunque los mecanismos científicos aún están en estudio, algunos enólogos afirman percibir matices distintos en vinos que han sido “acompañados” por música durante su desarrollo.

Pero los beneficios no terminan en el viñedo o en la bodega. La música juega un papel fundamental también cuando lo bebemos. Hay unos impresionantes estudios de neurociencia que demuestran que la música puede alterar la percepción del sabor. Y ya os digo que una pieza de jazz de fondo puede hacer que un vino tinto se sienta más aterciopelado, mientras que una melodía vibrante puede acentuar la acidez de un blanco. Nosotros lo sabemos porque cuando llegamos a casa nos ponemos una buena copa de vino, pero también una gran canción de fondo. ¿Verdad?

Está demostrado que el vínculo entre música y vino tiene una dimensión que va más allá de beber un trago. Ambos son productos culturales que requieren sensibilidad, tiempo y paciencia, y de esos a veces no nos sobra. El arte de maridar una sinfonía con un cabernet sauvignon no es tan diferente del de combinar ese vino con un buen plato.

Como puedes ver, en ambos casos, se trata de crear una experiencia multisensorial, una especie de sinestesia donde el oído y el gusto se entrelazan para dar lugar a algo más grande que la suma de sus partes.

Aunque algunos todavía miran con escepticismo esta fusión entre la viticultura y la música, la verdad es que los resultados, los que se pueden ver tanto en el campo como en la copa, invitan a seguir explorando este camino.

Después de todo, si la música amansa a las fieras, ¿por qué no iba a influir también en la viña y en el vino? Seguro que es un paso más y que cuando te estés tomando la copa de vino también te recordara a alguna canción conocida. ¿A qué canción te recuerda el vino que más te gusta?

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