La odontología moderna ha alcanzado un nivel de especialización que permite tratar problemas bucodentales de manera eficaz y cada vez menos invasiva. Sin embargo, no todos los pacientes tienen claro cuándo una intervención quirúrgica en la boca es realmente necesaria. Las operaciones dentales van mucho más allá de una extracción de muelas del juicio: incluyen procedimientos como implantes, cirugías periodontales, ortognáticas, injertos óseos o endodoncías quirúrgicas.
El punto crítico es decidir cuándo realizarse una operación dental. No se trata solo de un asunto clínico, sino también de prevención, calidad de vida, estética, economía e incluso factores emocionales. Este reportaje aborda de manera exhaustiva los criterios, circunstancias y señales que llevan a una persona a pasar por el quirófano dental, además de los riesgos de retrasar o precipitar una intervención.
El valor de la salud bucodental
La boca no es un compartimento aislado del cuerpo humano. La salud oral está directamente conectada con la salud general. Diversas investigaciones han demostrado que las enfermedades periodontales se relacionan con la diabetes, los problemas cardiovasculares e incluso el riesgo de partos prematuros.
Una mala salud dental no solo afecta a la capacidad de masticar o hablar, sino que influye en la autoestima, en las relaciones sociales y en el rendimiento profesional. Por ello, el momento de someterse a una operación dental no debe subestimarse: retrasarlo puede agravar cuadros clínicos, mientras que hacerlo a tiempo puede evitar complicaciones graves.
Principales tipos de operaciones dentales
Antes de analizar los momentos adecuados para operarse, conviene repasar las intervenciones más comunes:
- Extracciones dentales complejas: especialmente muelas del juicio incluidas o dientes fracturados.
- Implantes dentales: sustituyen piezas perdidas y evitan el deterioro óseo.
- Cirugías periodontales: tratan encías enfermas y previenen la pérdida de dientes.
- Cirugía ortognática: corrige deformidades mandibulares y maxilares.
- Apicectomía: se realiza cuando una endodoncia convencional no es suficiente.
- Injertos óseos y de encía: regeneran tejido para futuros tratamientos.
- Quistectomías y biopsias: eliminan quistes o lesiones sospechosas.
Cada una de ellas tiene indicaciones específicas y momentos concretos en los que se recomienda su ejecución.
Señales de alerta: cuándo acudir al dentista
Existen síntomas que no deben ignorarse y que, en muchos casos, terminan derivando en una operación dental:
- Dolor persistente o agudo en dientes o encías.
- Inflamación recurrente en la zona bucal.
- Sangrado frecuente de las encías.
- Movilidad de los dientes.
- Dificultad para morder o masticar.
- Presencia de bultos o quistes en la encía.
- Infecciones recurrentes que no ceden con antibióticos.
- Mal aliento crónico (halitosis) no asociado a higiene deficiente.
Cuando estas señales aparecen, el dentista evaluará si basta con un tratamiento conservador o si es necesario recurrir a la cirugía.
Cuándo realizarse una extracción dental
Las extracciones son una de las intervenciones más comunes. Aunque muchas piezas pueden salvarse con endodoncias o coronas, hay momentos en que la extracción es inevitable:
- Muelas del juicio incluidas o mal posicionadas: si ejercen presión, causan dolor o dañan dientes vecinos.
- Infecciones recurrentes: cuando un diente no responde a tratamientos previos.
- Fracturas dentales imposibles de reparar: especialmente si alcanzan la raíz.
- Apiñamiento severo: en tratamientos de ortodoncia que requieren espacio.
Retrasar la extracción puede derivar en infecciones graves, quistes o desplazamiento del resto de dientes.
Implantes dentales: el mejor momento
El implante es hoy la opción más avanzada para reemplazar un diente perdido. Pero no siempre puede colocarse de inmediato:
- Inmediato: tras la extracción, siempre que no exista infección activa ni falta de hueso.
- Diferido: cuando hay infección o pérdida ósea, requiere esperar semanas o meses.
- Con injerto óseo previo: si el paciente ha perdido hueso, se regenera antes de colocar el implante.
El mejor momento es cuanto antes tras la pérdida de la pieza, ya que retrasarlo favorece la reabsorción ósea y complica la colocación.
Cirugías periodontales: una cuestión de urgencia silenciosa
La periodontitis, conocida como “piorrea”, avanza muchas veces sin dolor, pero puede provocar pérdida de piezas dentales. La cirugía periodontal se recomienda cuando:
- Las encías presentan bolsas profundas que no responden a limpiezas regulares.
- Existe movilidad de piezas dentales.
- El paciente experimenta pérdida ósea detectada en radiografías.
Operarse a tiempo permite conservar dientes naturales que, de otro modo, acabarían extrayéndose.
Cirugía ortognática: funcionalidad y estética
Estas intervenciones corrigen alteraciones del maxilar y la mandíbula. Se realizan cuando:
- Hay dificultades serias para morder, hablar o respirar.
- Existe apnea del sueño asociada a la posición mandibular.
- Se busca corregir asimetrías faciales que afectan la autoestima.
El momento ideal suele coincidir con la madurez ósea (a partir de los 18 años), aunque también se realizan en adultos. Retrasarla puede perpetuar problemas respiratorios y digestivos.
Apicectomía: el último recurso antes de perder el diente
Cuando una endodoncia no elimina la infección, la apicectomía se convierte en la alternativa para salvar el diente. El momento adecuado es cuando persisten dolores o fístulas pese a tratamientos previos.
No intervenir puede significar perder la pieza o incluso la propagación de la infección al hueso maxilar.
Factores que influyen en el momento de operarse
No todos los pacientes tienen las mismas necesidades. La decisión de cuándo realizar una operación dental depende de varios factores:
- Edad
- Jóvenes: mejor capacidad de cicatrización y recuperación.
- Mayores: mayor riesgo de complicaciones, aunque no excluye la cirugía.
- Estado general de salud
Pacientes con diabetes, hipertensión o enfermedades autoinmunes requieren precauciones adicionales. - Gravedad del problema
Cuanto más avanzado está, más urgente se vuelve la cirugía. - Disponibilidad económica
Los tratamientos quirúrgicos dentales suelen ser costosos y no siempre están cubiertos por sistemas públicos. - Factores psicológicos
El miedo al dentista o la ansiedad pueden retrasar decisiones importantes.
Los riesgos de retrasar una operación dental
Muchas personas posponen una cirugía dental por miedo, por motivos económicos o simplemente por desconocimiento de la gravedad de su problema. Sin embargo, este aplazamiento casi nunca juega a favor del paciente. El tiempo suele agravar la situación, aumentando tanto las molestias como las consecuencias clínicas.
Según los expertos que pudimos ver en el blog de la clínica dental HQTenerife, estos son los riesgos principales que puede tener retrasar una operación dental:
- Avance de la infección
Un diente con caries profunda o una muela del juicio impactada puede generar infecciones que se extienden al hueso maxilar (osteomielitis) e incluso al torrente sanguíneo. Casos de abscesos dentales no tratados han llegado a provocar hospitalizaciones graves. - Pérdida de dientes vecinos
Una pieza dental dañada que no se extrae o trata a tiempo puede afectar a las adyacentes. El apiñamiento, las infecciones cruzadas o el desgaste por mala mordida son consecuencias frecuentes. - Reabsorción ósea
En el caso de los implantes, retrasar la colocación tras una extracción favorece la pérdida de hueso en la zona. Esto no solo dificulta el futuro implante, sino que obliga a realizar injertos óseos, encareciendo y alargando el tratamiento. - Dolor crónico y calidad de vida
Vivir con un dolor dental constante afecta al sueño, la alimentación y el estado de ánimo. El aplazamiento de la cirugía convierte un problema tratable en una fuente crónica de sufrimiento. - Afectación estética
La pérdida de dientes o el deterioro de las encías repercuten en la apariencia facial. Retrasar una cirugía periodontal, por ejemplo, puede llevar a un colapso de las encías y al envejecimiento prematuro de la sonrisa. - Incremento de costes y complejidad
Un tratamiento sencillo hoy puede transformarse en una cirugía compleja mañana. Lo que podía resolverse con una extracción puede acabar requiriendo un injerto, un implante y meses de recuperación. - Impacto en la salud general
La boca está conectada con el resto del cuerpo. Infecciones no tratadas pueden agravar enfermedades cardíacas, complicar la diabetes o generar problemas respiratorios. En este sentido, retrasar una cirugía no es solo un riesgo dental, sino un peligro sistémico.
El papel del dentista en la decisión
El odontólogo es quien evalúa mediante exploraciones clínicas y radiográficas la necesidad de operar. Su función no es solo técnica, sino también informativa: debe explicar los riesgos de intervenir o de no hacerlo, y ayudar al paciente a tomar la decisión en el momento adecuado.
Cada vez más clínicas utilizan tecnología digital para simular resultados, lo que ayuda a los pacientes a visualizar los beneficios de la cirugía y a reducir el miedo.
Aspecto emocional y psicológico
El momento de operarse también depende de la preparación emocional. Muchas personas posponen por miedo al dolor o a la anestesia. Hoy en día, gracias a la sedación consciente y la anestesia local avanzada, la mayoría de cirugías se realizan con mínimo malestar.
La confianza en el profesional y la información clara son determinantes para que el paciente dé el paso.
Coste económico y financiación
Otro factor clave en el momento de decidir una operación dental es el coste. Los implantes, por ejemplo, pueden superar los mil euros por pieza, mientras que una cirugía ortognática puede ascender a decenas de miles.
El acceso a planes de financiación o seguros dentales facilita que muchos pacientes no retrasen tratamientos necesarios.
Casos en los que conviene esperar
Aunque la mayoría de operaciones se recomiendan cuanto antes, hay circunstancias en las que conviene posponer:
- Mujeres embarazadas: se recomienda evitar cirugías salvo urgencias.
- Pacientes en tratamiento oncológico: la quimioterapia y la radioterapia reducen la capacidad de cicatrización.
- Personas con infecciones sistémicas activas: deben estabilizar su salud primero.
Prevención: la clave para evitar cirugías
Muchas operaciones dentales pueden evitarse con revisiones periódicas, buena higiene oral y tratamientos tempranos. La prevención es la mejor manera de reducir la necesidad de procedimientos quirúrgicos costosos y complejos.


