Creo que la primera vez que descubrí las Jam Sessions fue cuando viví en Brighton, allí es de lo más habitual ir a tomar algo y disfrutar de un concierto en directo. En Madrid también hay locales e este tipo, pero, por aquel entonces no conocía ninguno al que ir. Este tipo de locales se convirtieron rápidamente en mi elección favorita a la hora de salir y pasar tiempo con mis amigos. Como apasionada de la música no había opción mejor. Hasta terminé atreviéndome a formar parte de la plantilla de músicos de uno de los mejores locales de Jam Session que conocía.
Al volver a España, no tardé en buscar sitios de este tipo para pasar mis tardes libres y disfrutar de la música. Muchos de mis amigos desconocían este tipo de locales, y no tardaron en darse cuenta de lo divertido que es ir a este tipo de sitios, sobre todo cuando compartes una gran afición por la música.
Al fin y al cabo, se trata de una reunión de músicos que se ponen a tocar juntos sobre la marcha, de manera improvisada, sin ensayo previo.
Es cierto que suele haber una “banda de la casa” que se encarga de conducir la Jam y velar para que haya una cierta calidad y continuidad. Este tipo de lugares son una alternativa interesante para que los locales se aseguren de tener un mínimo de público.
También es muy bueno para los propios músicos porque al empezar a tocar en directo y saber lo que es subirse a un escenario se dan cuenta de lo que es sentir al público, pueden probar equipos, sonido e instrumentos y ver lo que funciona y lo que atrapa al público.
Cómo funciona una Jam Session
La sala pone el backline consistente de una batería amplificada. Los músicos deben llevar sus propios instrumentos, baquetas, micrófonos o preguntar si hay teclado. Normalmente, hay una lista en la que quien quiera tocar apunta su nombre e instrumento.
Entonces, el conductor de la Jam, después de “abrir” durante unos cuantos temas con su banda, va organizando la sesión y llamando a diferentes músicos para que toquen dos o tres temas, según el tiempo disponible y lo grande que sea la lista.
También suele haber más guitarristas, baterías, bajistas o teclistas. Estos últimos suelen tocar mucho más.
Una vez se ha llamado al músico este sube al escenario con los otros y deciden lo que va a tocar, así como el tono si hay un cantante. El cantante es una parte fundamental y suele ser quien define el tono dada la tesitura de su voz. Los otros músicos deberán aceptar y acoplarse a ello.
Lo mejor siempre es optar por una canción conocida por todos los que han subido a la Jam.
No es de extrañar que las Jam Session más conocidas sean las de blues, y es que este es un estilo que tiene una estructura sobre la que se improvisa de manera sencilla para los conocedores del género y que se explica cuando subimos al escenario.
El proyecto de montar nuestro propio local de Jam Session se convirtió en toda una aventura, no faltó perseverancia y momentos en los que queríamos tirar la toalla. Si bien, lo bueno de montar un negocio con toda la pasión y el apoyo de los amigos de siempre es que, al final, terminas por superar esos pequeños obstáculos.
Creo que, en realidad, casi lo más difícil de manejar eran las cuestiones logísticas del negocio, sobre todo el tema de la limpieza.
Ahora bien, cuando empezamos a delegar y dejarnos ayudar por otras empresas todo empezó a marchar sobre ruedas. Agilizamos mucho las cosas cambiando cosas tan sencillas, como empezar a hacer pedidos grandes y desde el ordenador.
Y es que, para reponer muchos de los productos de limpieza perdíamos mucho tiempo, son esas pequeñas cosas sumándose unas a otras las que complican las cosas a veces.
De hecho, empezamos con Stocknet Valles, comprando productos para la limpieza del local y desde entonces, y al comprobar lo mucho que agilizábamos en el tema logístico, hemos empezado a hacerlo para muchas otras cosas.
Así, ya casi solo nos queda ocuparnos de las cosas que realmente nos gustan como es la atención al público y, como no, la música.